viernes, 17 de septiembre de 2004

Sueño de una Noche de Verano de William Shakespeare

Dirección: Everett Dixon
Diseño de Producción: Jorge Reyes
Coreografía: Charles Vodoz
Estreno: septiembre 2004















Helena, Hermia and Lisandro (Ana María Gómez, Elizabeth Patiño and Juan Cely) in Midsummer Night's Dream by William Shakespeare. (Fotos: Juan Carlos Cuadros)


Es bien conocido que William Shakespeare es el plagio más ilustre de la historia del teatro, y que el gran dramaturgo inglés la pasaba saqueando obras de otros autores. Hay una notable excepción a esta regla, sin embargo, y esta excepción se llama Sueño de una Noche de Verano. Fruto único de la imaginación de Shakespeare, también resulta, en términos técnicos, su obra más perfecta, y si borras todos los plagios del repertorio del maestro y te quedas sólo con esta obra única, Shakespeare no dejará de ser el más grande dramaturgo inglés. Concisa y veloz, compuesta en verso tan impecable como las obras neoclasicistas francesas, repleta de giros sorprendentes llenos de sentido metafórico, sin dejar (anticipando a Molière) de plantear situaciones cómicas primitivas, esta obra también encierra una filosofía humanista más amplia que cualquier adaptación escénica pudiera comunicar, especialmente en nuestra época sin convicciones. En efecto, son convicciones muy fuertes que impulsan a los personajes: añade al dicho inglés All's fair in love and war las palabras “and play”, y tendrás las apuestas de esta obra. Los personajes persiguen sus metas cueste lo que cueste, pero no terminan castigados como en Romeo y Julieta, sino Shakespeare, con una risa homérica, los asusta, los hechiza, los violenta de tal manera que se dan cuenta de su fragilidad como seres humanos... y los deja en libertad.

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