jueves, 11 de febrero de 2010

La Importancia del Error: Kaufmann sobre Hegel

"Para los lectores de Hegel con cierta comprensión, la dialéctica no se encuentra en las tríadas del índice, sino más bien en la irónica inversión de los papeles de amo y esclavo cuando éste adquiere confianza en sí mismo porque depende de su propio trabajo, mientras que el amo llega a depender del esclavo; o bien la han hallado en la inestabilidad de los enfoques y actitudes, que cuando se adoptan seriamente y se llevan hasta el final se transforman en otros enfoques y otras actitudes. Por ello es probable que los estudiantes capaces de discriminar las cosas consideren que el capítulo [de la Fenomología del Espíritu de Hegel] sobre 'La Autoconciencia' es el más dialéctico de todo el libro.

"Whitehead no se encontraba muy lejos espiritualmente de la dialéctica hegeliana cuando decía en sus Modes of Thought (1938): 'Tanto en la ciencia como en la lógica, basta con desarrollar el propio pensamiento lo suficiente para llegar forzosamente, antes o después, a una contradicción, ya sea interna a la argumentación misma o externa, en su referencia a los hechos... Ninguno de estos mitos lógicos o científicos es falso en un sentido incondicionado de este término; es, más bien, descuidado: su virtud está limitado por unos supuestos previos inexpresos, y con el paso del tiempo vamos descubriendo algunas de estas limitaciones. El uso simplista de la noción de
«verdadero o falso» es uno de los principales obstáculos que se oponen al progreso del entendimiento.' (págs. 14)'El pánico del error es la muerte del progreso.' (pág. 22) 'La filosofía es la crítica de las abstracciones que rigen los modos especiales de pensamiento' (pág. 67) y 'La finalidad de la filosofía es racionalizar el misticismo' (pág. 237)

"Goethe no sólo se encontraba espiritualmente próximo a la dialéctia de la Fenomenología, sino que probablemente ejerció sobre ella una profunda influencia al escribir en su gran Bildungsroman, el Wilhelm Meister: 'El deber del educador de hombres no consiste en guardarles del error, sino en guiar al que yerre, incluso dejándole sorber su error a copas rebosantes: tal es la sabiduría de los maestros. Todo el que meramente pruebe de su error se gobernará por él largo tiempo, y se sentirá contento de él como de una rara ventura; pero quien lo absorba completamente tendrá que llegar a percatarse de él, a menos que esté loco' (VII, 9). Lo cual invita a la comparación con el aforismo hegeliano. 'Lo más perjudicial de todo es tratar de guardarse de los errores.'

"Royce expresó lo mismo acertadamente al decir (aunque, extrañamente, no en ninguno de los cuatro capítulos sobre Hegel, ni haciendo referencia de él): 'Sin errar y sin trascender nuestros errores, simplemente no podemos llegar a ser sabios, como insinuó a veces la ironía socrática... El error no es un mero accidente de un intelecto no preparado, sino un rasgo, estadio o momento necesario...' (pág. 79); y tres páginas más después, inmediatamente a continuación de un pasaje en que se ocupa de la Revolución francesa y alude a la voluntad de poderío mietzschiana (asimismo en un contexto, pues, desprovisto de toda referencia a Hegel), acierta Royce con una frase muy sugerente, por más que la abandone inmediatamente en favor de otra bastante inferior a ella: 'Todos los grandes afectos [emotions] son dialécticos. Las tragedias del período de la tempestad y el ímpetu y las de la literatura clásica y romántica son retratos de esta contradictoria lógica de la pasión [la cursiva es mía]. Fausto busca lo supremo, y por ello pacta con el diablo y aniquila a Margarita' (pág. 82) Este ejemplo no es particularmente esclarecedor; y dos frases más adelante habla Royce de 'otras expresiones semejantes de la lógica de los afectos: la fascinación y la fuerza de Byron se deben a sus contradicciones... Abundan los ejemplos de la dialéctica de los afectos en la literatura europea de este período...'" (Kaufmann, Hegel, 229-30)

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